lunes, 8 de septiembre de 2008

TODOS LOS FUEGOS, EL FUEGO

El caballero de la noche (The dark knight) de Christopher Nolan con Christian Bale, Michale Caine, Heath Ledger, Aaron Eckhart, Gary Oldman y Morgan Freeman.

A riesgo de exagerar se podría decir que "El caballero de la noche" es la mejor transposición que pudo hacerse de un comic, formato vapuleado, no sólo por los detractores del género sino también por los intentos fallidos tanto del cine como de la televisión. Sin embargo, a esta nueva versión de Batman habría que atribuirle su mayor logro en la condensación de todos aquellos temas que han rodeado a los comics. Lo curioso, es que, con tan sólo una simple mirada, todos esos temas no se pueden desglosar, se dispersan con la fastuosidad visual impuesta por Christopher Nolan (cerebro de la refundación de Batman).


En los primeros diez minutos a ritmo de thriller, Nolan, seduce a entrar en un mundo oscuro del cual no hay vuelta atrás y también invita a conocer a la estrella / villano / justiciero / héroe de este film, the joker. Los asaltantes disfrazados se preguntan entre sí, casi jugando el papel del espectador, "¿dónde está the joker?", la aparación estelar sorprende y no, a la vez. Y esto podría ser una punta para analizar todo lo que después vendrá, las dos caras de una moneda.

Bruce Wayne / Batman iniciará una cacería sin tregua, en el que la frase "el fin justifica los medios" se materializa, como siempre para justificar una matanza o una aberración que es, en definitiva, injustificable. Este Batman, desprovisto de humor y autocomplaciencia por su papel, se encuentra aislado, vacío, frío y asediado por la población de una ciudad a la que siempre defendió y también, claro, por the joker.

La pregunta es: ¿qué diferencia a Wayne de the joker? o peor aún ¿que diferencia de estos dos con el nuevo paladín de la justicia, el fiscal Harvey Dent?... Nolan construye una narración efectiva y efectista, ambiciona ser todas aquellas películas oscuras de los 40, de los 50 y también las que miraron ese período con nostalgia. La construcción narrativa de Nolan es llevada hacia un rumbo conocido, sin embargo, su efectismo en el uso del lenguaje cinematográfico como una entidad global, lo lleva a almagamar una historia terriblemente entretenida.

"El caballero de la noche" no tiene un gramo de humor, no busca enaltecer a sus heroes ni tampoco demonizar a sus villanos ni viceversa. Todos son componentes de un mismo estado de las cosas.
Los tiempos en Ciudad Gótica son tiempos de guerra, los justicieros acechan las calles por lo que Batmán libra su último grano de cordura, que es dejar su legado a Dent, un caballero del día que actúa bajo las convicciones de la ley. Mientras the joker extorsiona, mata y siembra el terror sin piedad.
En "El caballero de la noche" ningún personaje es sucumbido a un mundo surrealista o cocoliche, todos están en el mundo real incluso the joker, quien actúa como un terrorista (en tiempos de terrorismo) y alejado completamente del tío pasado de copas en un cumpleaños de quince que compuso Nicholson en el primer Batmán de Tim Burton. Nolan buscó que todos los componentes de su obra fueran reales, en el sentido más puro del termino, porque tampoco aparecen esos efectos visuales burlescos de las últimas transposiciones de Batmán, también se ve en los movimientos casi imperceptibles de cámara que pertenecen más a otro registro que al de un comic llevado a la pantalla grande.
Nolan no se olvida de la acción, ni tampoco de entretener, en ese aspecto su comienzo vertiginoso es impecable: clase práctica de una secuencia de acción. El punto más flojo del film quizás sea la incursión a Hong Kong por parte de Wayne para detener a un poderoso multimillonario, que tambalea por la cuerda floja de la verosimilitud y de "lo real".

"El caballero de la noche" no es más que un todo, simplemente eso, todo lo que se espera y más. Seguramente para profundizar aún más se necesiten unas cuantas pasadas más y un tiempo de decantación, como los buenos libros. Sin embargo es claramente una obra que aplica en todos los temas candentes de la actualidad, sí, pero también se inmiscuyen la psicología y la condición humana, que no es poca cosa ni mucho menos.
En "The dark knight" (el título más brillante de la década) no hay dos caras, no hay buenos y malos, no hay buenas y malas intenciones. Simplemente (y complicadamente) se nuclean todos los fuegos... el fuego.







1 comentario:

Shine off dijo...

¿Qué hay de malo con un Guasón que entra bailando Prince con un grabador al hombro?

La vi en el Imax y es realmente in-cre-í-ble. Las escenas preparadas para la pantalla cuadrada son lo que Kant llamaría "sublime".
Abrazo!