The Walking Dead de Frank Darabont con Andrew Lincoln, Jon Bernthal y Sarah Wayne Callies.
El subgénero zombie dejo de serlo ya hace mucho tiempo para transformarse en un género, porque comparte rasgos retóricos enunciativos y temáticos dentro de un lenguaje. El cine como soporte terminó de explotar a los muertos vivos, desde producciones más caras como la cuarta parte de la saga de George A. Romero (Tierra de los muertos) hasta otras más improvisadas, sostenidas por una premisa repetida. Lo que sucede en estos tiempos es que el cine carece de ideas y las pocas, que traspasan los obstáculos burocráticos, económicos y otros tantos relacionados con la producción cinematográfica, resultan en fracasos de crítica y de taquilla, pocas son las excepciones.
En cambio la televisión, y ya no es una linda primavera, ha decidi
do arriesgar y poner todos los recursos, no sólo económicos, para lograr los resultados que el cine promete y no cumple. No es sorpresivo ver a grandes estrellas de cine haciendo televisión, algo impensado una década atrás cuando este medio era considerado el último escalafón para una carrera que se hallaba al borde del abismo. El comic, la novela gráfica y las historietas eran consideradas como materia prima de ganancia asegurada para el cine, hoy por hoy este axioma ya no funciona como tal. El caso de Smallville, la historia que lleva ocho temporadas, se centra en la historia adolescente de Superman, en el medio de estás temporadas se estrenó Superman regresa, lo que fue un fracaso estrepitoso de proporciones magnánimas.
do arriesgar y poner todos los recursos, no sólo económicos, para lograr los resultados que el cine promete y no cumple. No es sorpresivo ver a grandes estrellas de cine haciendo televisión, algo impensado una década atrás cuando este medio era considerado el último escalafón para una carrera que se hallaba al borde del abismo. El comic, la novela gráfica y las historietas eran consideradas como materia prima de ganancia asegurada para el cine, hoy por hoy este axioma ya no funciona como tal. El caso de Smallville, la historia que lleva ocho temporadas, se centra en la historia adolescente de Superman, en el medio de estás temporadas se estrenó Superman regresa, lo que fue un fracaso estrepitoso de proporciones magnánimas. Esta serie desarrollada por Frank Darabont, quien tiene una mínima experiencia en el terror con la fallida The Mist, comienza con Rick Grimes, un sheriff, herido gravemente en una persecución. En estado de coma despierta, un tiempo después, y se encuentra con un mundo diferente, un mundo post apocalíptico dominado por zombis. Su objetivo, además de sobrevivir, es encontrar a su mujer y a su hijo. El comienzo podría compararse con el de Exterminio de Danny Boyle, sin embargo el de este primer capítulo tiene la ventaja de que es exactamente igual al del texto fuente que data desde hace una década, por lo que las miradas suspicaces habría que posarlas sobre el director de Trainspotting y no sobre el de Sueños de libertad.
The Walking Dead, además de ser una transposición de una novela gráfica de Robert Kirkman, es un intento de abordar en el soporte televisivo un género gastado en el cine. Además de este punto en contra, la serie debe lidiar con el estiramiento propio e intrínseco del formato serie. En los primeros capítulos esto parece ser uno de los problemas más serios de enfrentar para la troupe de Frank Darabont (Sueños de libertad), la monotonía de algunos pasajes, de personajes con largos diálogos y la poca acción engloban hasta ahora, en los primeros cuatro capítulos al menos, una historia entumecida y dilatada.
La inverosimilitud de algunas situaciones, como por ejemplo el campamento a cielo abierto de los sobrevivientes, atentan contra la narración, además de un relato por momentos arbitrario y efectista que carece de importancia dramática, el caso del comienzo de la serie en el que vemos al protagonista dispararle a una niña zombi que se le acerca a devorarlo. Darabont parece más ocupado en la búsqueda del detalle de lo sanguinario y de lo monstruoso (las cámaras lentas para mostrar una decapitación), la obsesión con los animales mutilados o la plasticidad de ciertos planos, casi a la altura de una producción cinematográfica. Esta última observación tiene aún más peso si se ve el presupuesto del primer capítulo, treinta millones de dólares, dinero con el cual George Romero hubiera hecho cien films de zombis, aunque esto no sería algo estrictamente positivo tampoco.
The Walking Dead es una costosa producción, por ahora, para enaltecer y aumentar los valores de un formato a partir de un exceso en la explicitación de ciertas situaciones que pueden llegar a impresionar y gustar, en algunos casos, a fanáticos del género zombi pero a la vez aburrir a aquellos que ya vieron todo esto en más de una oportunidad y construido en base a fines dramáticos mucho más logrados.Emite Fox todos los lunes a las 22 hs y repite sábados 22 hs.

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