Torrente IV: Lethal Crisis de y con Santiago Segura. Función especial, España.
En cualquier saga cuando se llega a la cuarta parte, intentar hacer una descripción de personajes, historia o cualquier enfoque que se hace habitualmente en un discurso reflexivo, es de alguna manera ser redundante. Si hablamos de una saga como la de José Luis Torrente, el ser (ya superó la categoría de policía) más guarro del mundo hispánico, se estaría duplicando la redundancia.
Torrente IV más allá del efectismo cómico, en diferentes niveles (naif, escatológico, slaptick, comedia física, etc.), es un pase de revista por la actualidad social de la España actual, no por nada el subtítulo de esta entrega: Lethal Crisis, aunque Santiago Segura diga que es un homenaje a Reanimator o Reanimador, por esta costumbre de subtitular títulos que ya son perfectamente entendibles en su idioma original.
No importa que España haya ganado la Copa del Mundo (para Torrente no tiene ningún valor ya que se trataba del equipo del Barcelona sin Messi más un par de jugadores más) porque “el país está atestado de inmigrantes, los socialistas destrozaron la economía y además EE.UU. tiene un presidente negro, lo único que falta es que pongan a una tía”. Toda esta síntesis de misoginia, racismo, xenofobia y altanería es lo que define a Torrente, quienes ya lo hayan disfrutado (o padecido) verán en esta nueva aventura que los límites no existen para Segura, porque cuando aparecen él los quiebra. Lo que resulta trágico, inmoral y repulsivo se transforma en humor, es ese el sentido de la comedia y en 3D es más asqueroso aún, esta elección de ponerse a la altura tecnológica del boom cinematográfico es tan sólo un capricho que no importa en absoluto.
No todo es irreverencia en esta secuela, Segura mete a su criatura en una trama carcelaria, para burlarse de Escape a la victoria de John Huston, aquél film increíble (por su incongruencia) que tenía un cast que iba desde Stallone, Michael Caine hasta Ardiles y Pelé. Todos los chistes obvios como el jabón que se cae hasta una visita conyugal desagradable no se hacen desear y aparecen como maíz que se transforma en pochoclo. Segura deglute toda una cinefilia de la que hace gala y escupe un masticado sobre el espanto social de una España que esconde en el cine llamado serio como si se tratara de una barrida por debajo de la alfombra.
En el cine cómico cool que los críticos aplauden como el de Judd Apatow o el de los hermanos Farrelly la irreverencia tiene un límite -literalmente- por escrito. En ninguna de las cuatro aventuras torrentinas hay ejecutivos de corbata que ponen un freno, el peso del descaro en cualquiera de las partes de la saga, se da a cielo abierto sin techo. Toda esta bola podrida del cine más guaso se dispara como un gran escupitajo hacia todo una sociedad que se muestra conservadora ante la comedia absurda, pero claro ni se mosquea en cambiar ni mucho menos reflexionar sobre aquello que tanto molesta.
Torrente IV: Lethal Crisis se estrena comercialmente jueves 14 de abril.

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