Boring
thriller: un thriller aburrido
por José Tripodero
Dirección: Jaume Collet Serrá
Guión: John W. Richardson, Christopher Roach, Ryan Engle
Fotografía: Flavio Martínez Labiano
Fotografía: Flavio Martínez Labiano
Montaje: Jim May
Música: John Ottman
Intérpretes: Liam Neeson, Julianne Moore, Michelle Dockery, Scoot McNairy, Nate Parker
Nacionalidad y año: Estados Unidos, Reino Unido, Francia - 2014 Duración: 118'
El
catalán Jaume Collet Serrá no entiende de arquitectura visual o de cómo
planificar una estrategia de sus imágenes en función de las historias bien
genéricas que suele contar. El título bilingüe de Non-Stop: Sin Escalas es la pieza díptica de su asociación con Liam
Neeson, luego de Desconocido, un
thriller que transcurría en Berlín sobre un médico que buscaba recuperar su
identidad; mezcla de la saga Bourne, Hitchcock y algo del más reciente cine
francés industrial de acción. En el medio de ese menjunje, está “el querer ser”
de este director, si algo caracterizaba al maestro del suspenso era la
simpleza y la ausencia de subrayados en sus imágenes. En el mero inicio,
Collet-Serrá recurre a la acentuación del ralentí y el plano detalle:
combinación explosiva para un punto de partida que resulta cansino, como si un
jugador de fútbol se cansara en el primer pique para correr una pelota. Neeson
levanta un vaso de café, le pone algo de alcohol y piensa, mientras despega un
avión por el fondo del cuadro previo pan
focus remarcado, en el tiempo que se toma Collet-Serrá para unir estas
situaciones probablemente otro director, por ejemplo Walter Hill, hubiera depositado
en el primer minuto al protagonista, al menos, en el aeropuerto. Hay tiempo,
parece decir el director de la remake de La
Casa de Cera (recordaran probablemente la brillante actuación de Paris
Hilton) y pasea al protagonista que da pantallazos visuales de otros personajes
que serán importantes y no caminantes circunstanciales.
El tratamiento para nada sutil se repetirá un varias veces, por ejemplo en un plano detalle bien centrado en la placa de agente federal que deja Neeson a un costado del baño del avión (para que el espectador sepa quién es el “misterioso” personaje), mientras fuma a las escondidas y sigue pensando como al inicio. Lo que sigue en el relato es producto de culpas compartidas, ya no sólo involucra al director sino a un séquito de guionistas que entre todos elucubraron ideas deglutidas y hasta regurgitadas en otras películas de la clase de tipo encerrado en un espacio, extorsionado y con un tiempo límite para cumplir las demanda. Alguna de esas ideas son las clásicas del suspenso: el falso sospechoso, la falsa resolución anticipada, la paranoia que se recarga en el protagonista y el espacio que juega una función dramática fundamental, entre varias otras.
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