Más allá de la vida (Hereafter) de Clint Eastwood con Matt Damon, Cecile de France, Thierry Neuvic y Jay Mohr.
Clint Eastwood tiene límites y ha llegado hasta ellos en su último film hasta el momento. El límite, por ejemplo, de mostrar un desastre natural, un tsunami, de manera gráfica y desesperante para la protagonista del hecho, la célebre periodista francesa Marie LeLay (interpretado por una avejentada Cecile De France). Sin embargo, lo fantástico, género que bordea la historia de "Más allá de la vida", no tiene límites más que la construcción de un verosimil.
El comienzo, osado para la carrera de Eastwood, es una construcción perfecta y aterradoramente realista de una ola gigante que ataca las costas de Balí. La mencionada Marie es rescatada pero en un estado inconciente, en tal situación la periodista experimenta con el más allá al ver en forma borrosa una luz y unas sombras, después de unos minutos su vida no volverá a ser la misma. Otro de los hilos narrativos cuenta la historia de George Lonegan (un maduro Matt Damon) un obrero de clase baja de San Francisco con la capacidad de hablar con los muertos. Las fuerzas en pugna de don o maldición atraviesan la historia de Lonegan, mientras su hermano lo impulsa para volver a hacer un negocio con su don psíquico, él vive su conexión con el más allá como un carga, que hasta incluso le impiden comenzar cualquier relación sentimental, como sucede con su compañera de escuela de cocina (Bryce Dallas Howard en un papel cortito, conciso y contundente) en la escena de mayor carga emotiva de la película.
La tercera historia se sitúa en los barrios bajos de Londres, donde viven unos gemelos llamados Marcus y Jason, ambos sufren la casi nula presencia de su alcohólica madre. Un cambio de roles hace que Jason tome el lugar de Marcus en un mandado que terminará en un accidente fatal. Marcus, en una profunda soledad, busca encarecidamente un psíquico que lo conecte con su hermano en el más allá. Los pasajes correspondientes a esta historia operan más como un interludio entre las historias del Lonegan y Marie, esta idea se clarifica aún hacia el final del film cuando todo se encarrila hacia un mismo destino.
Si bien Eastwood posee la fama de manejar tiempos narrativos con un estilo sobrio, el guión de Peter Morgan (La reina) apela a la sensiblería y al cliché, especialmente en la relación de Marie y su novio, aunque lo peor se halle al final de la historia. Más allá de la vida es un ejemplo más que interesante para entender que en el cine el guión no lo es todo, para bien o para mal. Eastwood y Damon, en una construcción actoral ultra madura y seria sin clichés ni patrones estructurados, se encargan de encausar una embarcación que zarpa en las peores condiciones, con un único culpable: el guionista Peter Morgan, quien es el que promueve la tormenta que debe eludir este barco. El director toma el arcón de sus motivos cinematográficos que van desde la fotografía de “interiores” características de personajes solitarios que cenan solos en una cocina contra una pared hasta las panorámicas de playas, ríos o cualquier fuente de agua.
El realizador siempre ha estado al margen de la ciencia ficción por voluntad propia, se ha dicho que Eastwood ha aceptado dirigir esta historia luego de que Steven Spielberg se lo pidiera, ese quizá haya sido el primer límite traspasado, aceptar una historia que merodea lo fantástico. La desidia por este género, y todos sus adyacentes, es notoria en la decisión visual de mostrar borrosamente a los muertos en diferentes pasajes, a excepción del comienzo perfecto, los momentos relacionados con lo sobrenatural sobrevue
lan lo monótono y el cliché.
lan lo monótono y el cliché.Este último film de Clint Eastwood, ya octogenario, no es una búsqueda de una respuesta sobre “qué hay más allá de la vida” ni tampoco se trata de un interés particular de un realizador, al cual parece que se le puede perdonar cualquier cosa que pueda hacer de aquí en más.


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