domingo, 15 de julio de 2012

Cine - Crítica

Soy prolífico

La traición (Haywire) de Steven Soderbergh

Si hay un cineasta que disfruta filmar es Steven Soderbergh, su carácter prolífico y metódico lo llevan a hacer desde un film dramático a un thriller seco en cuestión de meses.  Mientras en EE.UU. se estrenó hace una semana su más reciente película, la comedia Magic Mike, a nuestra cartelera llega esta incesante historia de acción llamada La traición, título genérico que se apega bien a una trama directa sin colectoras. En este film compuesto por un gran número de estrellas masculinas, la que se destaca es Gina Carano (luchadora de Muai Thai entre otras disciplinas) en su primer protagónico. Ya en los primeros minutos hay un masculino que sufre una paliza (el ascendente Channing Tatum) y que no será el único. 
Soderbergh construye su relato a partir de saltos temporales en los que el fraseo de la trama une espacios bien divergentes: Barcelona, Washington DC, Dublín, etc. Mallory (la nombrada Carano) es el caballito de batalla de una empresa privada que presta sus servicios tercerizados al Gobierno de los Estados Unidos para realizar diferentes “tareas” alrededor del mundo. En una misión en Barcelona, el equipo de Mallory rescata a un misterioso hombre que se hallaba secuestrado. Cansada de realizar una serie de trabajos en un corto período de tiempo, decide reposar pero como sucede en films de este sub-género de espías e intrigas internacionales, finalmente cede a la presión de su jefe (un insulso Ewan McGregor) y acepta hacer el "Dublín job". Esa concesión es la que va a terminar dejándola a Mallory a las puertas de una traición que la tendrá como blanco del Gobierno y de los villanos de turno. Su camino ahora es el de la venganza. 
No sólo el mérito de la dinámica narrativa recae sobre el director sino también sobre Lem Dobbs, guionista de trabajos previos de Soderbergh como Kafka y de esa pequeña joyita llamada Vengar la sangre. Toda la fluidez de La traición tiene su base en la fotografía y en la puesta de cámara que van a contramano del postulado de modernismo hi tech que intentan vender los Guy Ritchie o los todavía -lamentablemente- vigentes Michael Bay y Paul W.S. Anderson. Soderbergh ensambla sus planos y secuencias hacia delante y no hacia la generación de espasmos y mareos en el espectador a partir de una sucesión virtuosa -aparente- de planos, que por cierto tienen su alteración digital en los movimientos de cámara. Soderbergh es un joven-viejo de la old school y sin embargo nadie podría tildarlo de conservador o de excesivamente clasicista por su forma de filmar, basta con ver la mencionada Vengar la sangre o la trilogía de Ocean´s Eleven para entender el funcionamiento de una plantilla fotográfica, particularmente en la fluidez de su cámara en los llamados "tiempos muertos", que aquí en su más reciente film colaboran dramáticamente con el tránsito vengativo de una protagonista que sostiene todo el andamiaje, a pesar de su inexperiencia actoral.  


  






















Dirección: Steven Soderbergh
Guión: Lemm Dobbs  
Fotografía: Steven Soderbergh (como Peter Andrews)
Edición: Steven Soderbergh (como Mary Ann Bernard)
Música: David Holmes
Intérpretes: Gina Carano, Channing Tatum, Ewan McGregor y Michael Douglas
Nacionalidad y año: EE.UU, Irlanda - 2011
Duración: 93 minutos

Trailer

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