martes, 17 de julio de 2012

Cine - Crítica

Anacronismo en San Luis

Soledad y Larguirucho de Néstor Montalbano y Manuel García Ferré.

En el año 2012 si un personaje infantil animado, luego de despertarse en una mañana, arranca con un diálogo: “amanece… que no es poco”, poca es la expectativa que puede quedar para lo que viene. Tras una presentación digna, el film de García Ferré destruye todo anhelo y buena voluntad receptiva con el diálogo mencionado. En primer lugar porque en esa frase inocente se destila por un lado la falta de actualización en cuanto a los gustos e inquietudes infantiles y esto no significa ofrecer escenas en 3D o parafernalia al estilo Hollywood sino dejar de tratar a los niños como estúpidos, una frase como esa que pronuncia Larguirucho no genera nada en los más chicos: es lisa y llanamente un dicho de abuelas. Por otro lado está esa idea que todo aquello que fascinó a alguna generación en el pasado puede usarse una y otra vez como si fuera una fórmula no perecedera.

La complementación de personajes animados con actores o personajes de carne y hueso nunca dio grandes resultados, salvo honrosas excepciones como ¿Quién engaño a Roger Rabbit? Aquí la trama gira en torno a Soledad (la cantante ¿folklórica?) quien realiza una gira por San Luís y es “perseguida” por una envidiosa Cachavacha (obsesionda con la voz de "La Sole") y por todo el séquito de Neurus y cía. Sobre esta simple anécdota el film reposa todo su potencial narrativo para dar lugar a los números musicales y a las disparatadas citas, la más patética de todas es a Kill Bill, incluso con una música que parece realizada en un organito infantil. Todas las “maldades” de Cachavacha pierden gracia por culpa de los gestos de “La Sole”, quien pone muecas de ternura. No hay un problema en la falta de malicia pero lo que se pierde, con esa represión de la dualidad clásica de protagonista y antagonista, es una tensión posible, que aparece en cualquier film infantil sin importar el rango al que esté dirigido.

El colmo de los colmos está en el sometimiento del feudo de San Luís (que financia la película) a García Ferré y a todos sus personajes, al ponerle en la boca diálogos que resaltan las grandes obras realizadas por los hermanos Rodríguez Saa o con datos totalmente intrascendentes, que además pretenden ser instructivos de manual escolar. Otro de los cae en la volteada es Carlitos Balá cuando aparece en un segmento publicitario de una casa de electrodomesticos… ¡dentro de la propia película!, algo inaúdito y sin precedentes. Todo el film carece de buen gusto, timing y ni hablar siquiera de tratar de entender al niño que crece en estos tiempos, ¿a quién se le puede ocurrir hacer el truquito de que un personaje pregunte algo y ponga el micrófono hacia el público del cine y esperar unos segundos para qué contesten? Este anacronismo incluso pierde hasta la discusión de si es bien intencionada o no, porque está más que claro que no lo es. Detrás de su máscara de ternura y “divertimento para toda la familia” (frase incomprensible) emerge un próposito vil propagandistico por parte del Gobierno de San Luís. 















Dirección: Néstor Montalbano y Manuel García Ferré
Guión: Manuel García Ferré
Fotografía: Sebastián Pereyra Jofré
Edición: Luís Busso
Música: Pablo Borghi
Intérpretes: Soledad Pastorutti, con las voces de Pelusa Suero.
Nacionalidad y año: Argentina - 2012
Duración: 82 minutos

Trailer

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