viernes, 29 de marzo de 2013

Cine - Crítica

Digitalización y destrucción
por José Tripodero

G. I. Joe: el contraataque (G.I. Joe: Retaliation)

Dirección: John M. Chu
Guión: Rhett Reese y Paul Wernick
Intérpretes: Dwayne Johnson, D.J. Cotrona, Adrianne Palicki, Jonathan Pryce y Bruce Willis
Fotografía: Stephen F. Window
Música: Henry Jackman
Montaje: Roger Barton y Jim May
Nacionalidad y año: EE.UU. - 2013, Duración: 110' 

Paramount, estudio monstruo si los hay en Hollywood, hizo una campaña millonaria para el estreno de esta segunda parte de G.I. Joe pautado para junio del año pasado, un mes antes decidió retrasar la salida del film aduciendo que sería económicamente más redituable incorporar copias en 3D. Tal motivo retrasó el estreno unos cuantos meses hasta hoy. El resultado muestra que la suspensión de la salida de este producto, ya sin eufemismos, no hubiera expuesto grandes diferencias con la versión anterior. Principalmente por su concepto de videojuego de grandes secuencias arrastradas al maniqueísmo más simplón de buenos muy patriotas contra malos malísimos que tienen planes apocalípticos para la humanidad.


El cuerpo de elite llamado G.I. Joe es emboscado, aparentemente, por el mismísimo presidente de los Estados Unidos (Jonathan Pryce, lejos de Brazil) que en realidad no es más que el malvado e impostor Zartan, uno de los prófugos laderos de Cobra, quien está preso desde el final de la primera película y que buscarán para que pueda elucubrar su plan maestro. Entre la supuesta traición y estos pequeños retazos que persistieron desde el film anterior, G.I. Joe hace gala de la digitalización extrema de secuencias (el caso de los múltiples saltos por las montañas nevadas de los personajes orientales) y de situaciones de combate sacadas de videojuegos que sustituyen a las clásicas escenas bélicas. Por ejemplo, los inflados personajes (Dwayne "The Rock" Johnson y el "so hot right now" Channing Tatum) luchan, en los dos primeros enfrentamientos, contra malos sin rostro, sin voz ni motivación. Peor aún, hacía la mitad del film Cobra (ya liberado) junto a su banda no exponen nunca su odio para destruir todo, si tan sólo dijeran la frase incansable pero efectiva de “dominar al mundo” estaríamos, si se quiere, dentro del mundo del que proviene el producto G.I. Joe. No, ni eso para colmo aparecen aberraciones narrativas como la escena en la que vuela todo Londres, ni los malos explican el porqué ni tampoco ninguno de los personajes emite, aunque sea oralmente, algún recordatorio pero sí lo hacen luego de que "los hermanos caídos" son emboscados, palabras textuales del personaje de "The Rock" Johnson. Recordemos que G.I. Joe nació como juguete creado por Hasbro, compañía que, al mejor estilo Marvel, se encarga de producir las transposiciones al cine de estos productos.

No bastan los chistes contra Corea del Norte –no es casual que la escena inicial sea un misión en una base de ese país- o los pequeños gags del falso presidente cuando juega al Angry Birds mientras sus colegas mandatarios dirimen que hacer con sus armas nucleares ante la amenaza de destrucción de sus países, mucho menos“el me río de mi mismo” tremendamente explícito del Joe original interpretado por Bruce Willis o las luchas cuerpo a cuerpo de los personajes orientales, que sin ser redundante, remiten a coreografías estructuradas para un videojuego de peleas. G.I. Joe: el contraataque es mejor que su antecesora pero está a la altura de los productos patrioteros de Hasbro (la trilogía Transformers y Batalla Naval)  que se valen de la destrucción a gran escala, la digitalización empalagosa y de servir como largos institucionales de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, lo cual dista mucho de ser una buena película cualquiera sea el público al que esté dirigida. 

No hay comentarios: