lunes, 13 de mayo de 2013

Cine - Crítica

Insultos, insultos e insultos
por José Tripodero

Bienvenido a los 40 (This is 40)

Guión y Dirección: Judd Apatow
Fotografía: Phedon Papamichael
Montaje: David L. Bertman, Jay Deuby, Brent White
Música: Jon Brion
Intérpretes: Paul Rudd, Leslie Mann, Albert Brooks, Maude Apatow y John Lithgow 
Nacionalidad y año: EE.UU. - 2012 Duración: 131' 

No hay dudas de que Judd Apatow ha marcado terreno en la NCA (nueva comedia americana) y que ya en la serie de culto Freaks and Geeks se vislumbraba algo del humor zarpado e intertextual hasta por los codos de sus primeras películas. Bienvenido a los 40 es un desafío para él, porque se hace cargo de un spin off que en la teoría suena mal: tomar a la pareja secundaria de Ligeramente embarazada (su segundo film como director) y ponerlos en el protagónico de una historia de cómo sobrellevan sus vidas, en las puertas de los temibles cuarenta años. Difícil tarea.

El principio es alentador, en una escena de sexo -casi fuera de cuadro- Pete (el carismático Paul Rudd) confiesa en el fulgor del acto que el Viagra es algo así como “lo más”, Debbie (Leslie Mann) interrumpe enervada, a continuación se da una discusión sobre el buen uso o no de la famosa pastilla azul. Esos primeros cinco minutos sin embargo tienen una arista peligrosa, lo que lleva a la pregunta inevitable ¿así van a ser los siguientes 125 minutos? ¿Ambos discutiendo una y otra vez con insultos y gritos? Sí, así es, las dos horas y un cachito son larguísimas para tolerar situaciones descolgadas de cualquier estructura dramática. La cantidad de veces que sale de la boca de los personajes la palabra fuck son tantas como las que uno puede mirar el reloj por consecuencia del tedio, principalmente por la chatura narrativa, no hay historia tan sólo situaciones que se encadenan tibiamente y que se resuelven a los pocos minutos. La historia que abarca todo el film está en el conflicto de los protagonistas con su economía. Pete que tiene su discográfica independiente que, irónicamente, depende exclusivamente del éxito de un solo artista –buenísimo, sí, pero al que nadie quiere comprarle el disco- y la insoportable de Debbie con su tienda de ropa que no da ganancias. La pareja norteamericana media (con hijos) que sufre la crisis económica, para Apatow, no es más que una excusa para disfrazar la ausencia de trama, todo está suelto y desperdigado por el piso del film. 

¿Qué hay de los protagonistas de Ligeramente embarazada? Un portarretratos, un par de referencias orales y tres personajes muy secundarios que vuelven a aparecer. Las apariciones de John Lithgow y de Albert Brooks, como los abuelos, permiten exhalar algo de calma ante tantos embates sonoros de gritos, peleas y malentendidos de una pareja que aquí rompe con cualquier química lograda en la película de la cual ambos surgieron y en la que ocupaban un plano secundario. Si para algo sirvió esta "especie" de secuela (como lo sugiere el propio póster del film) es para confirmar que la película propia de estos dos personajes no era pertinente. El esfuerzo de Apatow por querer dominar este cuadro de situación se halla en el refuerzo de citas verbales de películas, series (pasado de moda todo el contorno referencial a Lost) como así también de ciertas marcas personales emparentadas (ej. el uso de música diegética bien indie). Al final de cuentas no queda otro recuerdo de la quinta película de este director, más que el de una catarata de situaciones en clave sketch marcadas por insultos, malas palabras y otros tipos de malos tratos verbales sumado a una inverosímil relación entre dos personas ya bien adultas, que se comportan de una manera demasiado pava. 


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