por José Tripodero
Guión y Dirección: Judd Apatow
Fotografía: Phedon Papamichael
Montaje: David L. Bertman, Jay Deuby, Brent White
Música: Jon Brion
Intérpretes: Paul Rudd, Leslie Mann, Albert Brooks, Maude Apatow y John Lithgow
Nacionalidad y año: EE.UU. - 2012 Duración: 131'
No hay
dudas de que Judd Apatow ha marcado terreno en la NCA (nueva comedia americana)
y que ya en la serie de culto Freaks and
Geeks se vislumbraba algo del humor zarpado e intertextual hasta por los
codos de sus primeras películas. Bienvenido
a los 40 es un desafío para él, porque se hace cargo de un spin off que en la teoría suena mal:
tomar a la pareja secundaria de Ligeramente
embarazada (su segundo film como director) y ponerlos en el protagónico de
una historia de cómo sobrellevan sus vidas, en las puertas de los temibles
cuarenta años. Difícil tarea.
El
principio es alentador, en una escena de sexo -casi fuera de cuadro- Pete (el
carismático Paul Rudd) confiesa en el fulgor del acto que el Viagra es algo así como
“lo más”, Debbie (Leslie Mann) interrumpe enervada, a continuación se da una
discusión sobre el buen uso o no de la famosa pastilla azul. Esos primeros
cinco minutos sin embargo tienen una arista peligrosa, lo que lleva a la
pregunta inevitable ¿así van a ser los siguientes 125 minutos? ¿Ambos
discutiendo una y otra vez con insultos y gritos? Sí, así es, las dos horas y
un cachito son larguísimas para tolerar situaciones descolgadas de cualquier
estructura dramática. La cantidad de veces que sale de la boca de los
personajes la palabra fuck son tantas
como las que uno puede mirar el reloj por consecuencia del tedio,
principalmente por la chatura narrativa, no hay historia tan sólo situaciones
que se encadenan tibiamente y que se resuelven a los pocos minutos. La historia
que abarca todo el film está en el conflicto de los protagonistas con su
economía. Pete que tiene su discográfica independiente que, irónicamente,
depende exclusivamente del éxito de un solo artista –buenísimo, sí, pero al que
nadie quiere comprarle el disco- y la insoportable de Debbie con su tienda de ropa que no da
ganancias. La pareja norteamericana media (con hijos) que sufre la crisis económica, para
Apatow, no es más que una excusa para disfrazar la ausencia de trama, todo está
suelto y desperdigado por el piso del film.
¿Qué hay de
los protagonistas de Ligeramente
embarazada? Un portarretratos, un par de referencias orales y tres
personajes muy secundarios que vuelven a aparecer. Las apariciones de John Lithgow
y de Albert Brooks, como los abuelos, permiten exhalar algo de calma ante tantos
embates sonoros de gritos, peleas y malentendidos de una pareja que aquí rompe
con cualquier química lograda en la película de la cual ambos surgieron y en la que ocupaban un plano secundario. Si para algo sirvió esta "especie" de secuela (como lo sugiere el propio póster del film) es para confirmar que la película propia de estos dos personajes no era pertinente. El
esfuerzo de Apatow por querer dominar este cuadro de situación se halla en el
refuerzo de citas verbales de películas, series (pasado de moda todo el contorno referencial a Lost) como así también de ciertas marcas
personales emparentadas (ej. el uso de música diegética bien indie). Al final
de cuentas no queda otro recuerdo de la quinta película de este director, más
que el de una catarata de situaciones en clave sketch marcadas por insultos, malas palabras y otros tipos de malos
tratos verbales sumado a una inverosímil relación entre dos personas ya bien
adultas, que se comportan de una manera demasiado pava.
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