Piratas del realismo
por José Tripodero
Dirección: Paul Greengrass
Guión: Billy Ray
Fotografía: Barry Akcroyd
Montaje: Christopher Rouse
Música: Henry Jackman
Intérpretes: Tom Hanks, Barkha Abdi, Barkha Abdirahman, Faysal Ahmed y Mahat M. Ali
Nacionalidad y año: EE.UU., 2013 Duración: 134'
La amenaza pirata en el Cuerno de
África ha puesto en vilo a la comunidad internacional en los últimos años. Prácticamente
todos los casos tienen un mismo patrón; una pequeña embarcación con hombres
armados toma el control de un barco extranjero que navega por las costas de
Somalia para exigir el pago de un rescate. Un alto porcentaje son pagados por
aseguradoras, el resto de los casos de piratería se dividen en rescates exitosos
por parte de la Marina estadounidense y también en casos fatales, que
terminan con la muerte de rehenes y de piratas. Hollywood se interesó en la
historia del Capitán Phillips (el secuestro del buque carguero Maesrk Alabama en el 2009 en las costas de Somalia) porque no se acomoda en ninguno de los casilleros
sobre esta problemática, es claramente un caso extraordinario que tiene los
ribetes para imantar la atención de los estudios de cine más poderosos del mundo.
Si se necesita intensidad -a partir de inyecciones de realismo- el
director apropiado es Paul Greengrass, el mismo de las dos películas del medio
de la saga Bourne. Su propuesta inicial tiene la apariencia de querer transitar
por el camino de la antítesis, recurso que le es funcional para exponer el
contraste de los dos personajes principales: el Capitán Phillips (Hanks) que
vive en su hogar de clase media en Vermont junto a su mujer y a sus hijos, el
otro es Muse (debut de Barkha Abdi), un “soldadito” reclutado por una red
criminal que les presenta como única opción laboral (a los hombres de una
comunidad) asaltar barcos que pasan cerca de las costas somalíes. Mientras Phillips
reflexiona con su mujer, camino al aeropuerto, sobre el mundo que viene para
sus hijos, Muse tiene que ganarse el respeto de su comunidad, el cual sólo
puede lograr si obtiene una presa importante en alta mar.
El formalismo es la mejor carta que
tiene Greengrass, esa supuesta capacidad de transferir las cualidades
indentitarias del documental a la ficción, no por nada trabajó anteriormente
con hechos verídicos; los films Domingo
sangriento sobre la masacre del ejército inglés en una manifestación
pacífica en Belfast y Vuelo 93, la historia
del vuelo secuestrado por terroristas
pero resistido por los pasajeros, que finalmente cayó en Pennsylvania el 11 de Septiembre del 2001. No es
casual que el director inglés, a partir de los movimientos nerviosos de su cámara
temblorosa, los zoom casi imperceptibles y los planos cortos, se haya
convertido en la opción recurrente de los estudios de Hollywood para narrar
estas historias reales. Desde su desembarco en la meca del cine, Greengrass
hace gala de estos recursos, los cuales han sido el anzuelo para gran parte de
la crítica que llama al cine del inglés como “cine realista”. Lejos de ese
sintagma se halla este cine mainstream, bien encajado en el star system –a excepción de Vuelo 93, como parte de una estrategia
de presentar a los actores como un colectivo- siempre ha trabajado con grandes
figuras, antes Matt Damon en tres películas y ahora Tom Hanks en los protagónicos.
Si bien el contorno de sus historias destila realismo, por lo ya dicho en
relación a las atribuciones formales de sus películas, sus historias pertenecen
a la línea de aquellas que narran hechos reales pero con licencias dramáticas.
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