jueves, 24 de octubre de 2013

Cine - Crítica

Los límites de la reflexión (sobre el superhéroe)
por José Tripodero

Kick-Ass 2 

Dirección y Guión: Jeff Wadlow
Fotografía: Tim Maurice-Jones
Montaje: Eddie Hamilton
Música: Henry Jackman, Matthew Margeson
Intérpretes: Aaron Taylor Johnson, Chloë Grace Moretz, Christopher Mitz-Plasse, Morris Chetsnut, Jim Carrey
Nacionalidad y año: EE.UU. - Reino Unido, 2013 Duración: 103'

La virtud que tiene Kick-Ass 2 es la de independizarse como obra, sin la necesidad imperiosa de repetirse temáticamente a su antecesora, la que funcionaba como un film de iniciación. Si bien el protagonista, Dave / Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson) y su amiga Hit Girl (Chloë Grace Moretz) son personajes derivados de la primera película, el camino que entablan aquí es diferente, es el de la búsqueda urgente de la identidad agregado a la cotidianeidad adolescente y sus motivos: el deseo sexual, las castas escolares, etc. El comienzo promisorio, en el que aparentemente ambos van a formar un dúo para continuar la lucha contra el mal, se desvanece poco a poco hasta quedar separados, cada uno por su bando. Kick-Ass se une a un grupo de “vigilantes” comandados por el Coronel Bands and Stripes (un sutil Jim Carrey) mientras que Mindi, luego de prometerle a su padre sustituto dejar el uniforme para siempre, busca encajar en el submundo superficial de las adolescentes denominadas “mean girls”, aunque su alter ego nunca desaparece por completo. La búsqueda de la identidad, en el tormentoso período de la adolescencia, no está limitado a los buenos sino, que también, es el objetivo del villano de turno: Motherfucker, el hijo del mafioso D’Amico asesinado en la primera película por Big Daddy, el padre de Hit Girl, quien también falleció.

Kick-Ass 2 es un film reflexivo de las fórmulas del cine de superhéroes, no sólo por las referencias más transparentes, puestas en los diálogos de los personajes (se habla de Batman y de Spiderman por citar sólo dos ejemplos) sino también por las propias acciones dramáticas puestas en juego, especialmente en la primera mitad, que es la más ágil y ácida en términos narrativos. Cuando se produce el primer quiebre serio es que la estantería comienza a tambalear, el director y guionista Jeff Wadlow recurre a los motivos que trabajó en clave meta, en el primer acto, para ajustarlos a un dispositivo genérico: la venganza, que surge y cruza de bando sin ser dueña de ningún personaje. Hacia el final, también, se siente la falta del humor más cínico que afloraba en los one-liners de Hit Girl porque la trama se pone seria y, a la vez, se ve necesitada de alcanzar el destino que el género -sobre el cual reflexionaba en la primera parte- parece exigirle. Por ejemplo, las muertes de personajes importantes tienen una carga trágica y solemne que parecen obligarle a los vivos a actuar en consonancia, como en una película clásica de superhéroes, hasta incluso la cadencia de la música extradiegética se asemeja demasiado a la compuesta por Hans Zimmer para la saga Batman de Christopher Nolan. 

Sin la frescura de la primera parte, Kick-Ass 2 se halla cómoda en la reflexión intertextual del superhéroe y en el género coming of ages (tan popular en los 80’s), aunque a la hora de construir su propia película asentada en las bases del género, deschava su limitada imaginación para intentar, al menos, transitar alguna senda por fuera del estereotipo, aquello que al principio miraba con otros ojos. 

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