sábado, 29 de marzo de 2008






Abducción de género
Invasores (The invasion) de Oliver Hirschbiegel con Nicole Kidman, Daniel Craig y Jeffrey Wright.


“E.T. es una película de un extraterrestre” pensaría cualquiera que haya visto la película de Spielberg o que “Duro de matar es un film de tiros en un edificio”. Para aquellos que ven un poco más allá de lo lineal dirían que ambos films hablan sobre el divorcio, y estarían en lo correcto.
Invasores (tercera remake del clásico La invasión de los usurpadores de cuerpos) apuesta a algo más, supera la discusión acerca de los films de género que subliminalmente ocultan una temática, a priori profunda, porque no existen dudas de que es una historia de terror con un contenido ideológico sino que además invade las estructuras de otros géneros.

La primera versión de La invasión de los usurpadores de cuerpo (Don Siegel - 1961) planteaba algo más que una historia terrorífica, se circunscribía a un contexto particular como el de la potencial guerra nuclear entre EE.UU. y U.R.S.S. que sucumbía a la época. La analogía de la película con esa actualidad se puede entender en que los infectados representaban el papel de los comunistas mientras que los sobrevivientes eran los estadounidenses fieles defensores de la libertad con riesgo de contagio.
El director de La caída no solo refrita la premisa de aquel film de 1961, sino que la moderniza dentro de la situación política mundial y logra, también, complementar géneros. Todo el film está núcleado en la relación de dos personajes: la psiquiatra interpretada por Nicole Kidman y su hijo, quien podría ser la esperanza de una cura para esta epidemia.
Desde lo ideológico están todos aquellos elementos conspirativos que siempre son actuales en la sociedad estadounidense: la paranoia ante lo desconocido, el alarmismo ante nimias situaciones que podrían desencadenar en algo mayor, la falsa versión oficial de los hechos y la posterior caza de brujas.

Hirschbiegel divide su película en dos partes: en la primera induce al espectador, en forma sosegada, a la gesta de un conflicto extraordinario que va in crescendo hasta llegar a un punto culmine, en esta primera media hora el paradigma de Hollywood se hace presente: ya se sabe quien es la protagonista, de donde provino el virus, que efectos provoca, como se contagia y quien es el posible salvador de la raza humana. No hay nada por descubrir.
La segunda parte prescinde de la primera, toma el thriller como punto de partida para narrar una larga persecución que hace recordar a un sin fin de historias usadas una y otra vez por el terror, cuyo origen podría remontarse al de La noche de los muertos vivos. El thriller se genera en base a la tensión, a la adrenalina; no importa si el personaje logra escapar de esa situación extraordinaria a su mundo o muere al final.
Los lugares comunes son tomados de las góndolas del thriller: la persecución en un medio de transporte público, el escape increíble ante una superioridad numérica, la dilatación del villano antes del golpe final, la lucha interna permanente de la protagonista con la causa del conflicto. Sin embargo todos estos clichés tienen su razón de ser, ya no estamos en presencia de un cuento de terror, el relato ha cambiado.
La segunda parte se come a la primera, ya se sabe como terminará, como se erradicará el virus, no hay sorpresas por descubrir, ésta declaración de principios está asentada desde el comienzo, no hay trama lineal porque no tiene importancia el orden de los hechos, todo está en el como, inevitablemente hay un final sorpresivo pero que excede a la historia.

El punto de vista de la historia vuelve a ser el de un hombre común (en este caso, el de una mujer común), una puesta efectiva que se ha vuelto tendencia en estos últimos años, basta con pensar en títulos como: Guerra de los mundos o Señales, las invasiones extraterrestres mostradas a gran escala y con destrucciones a mansalva (Día de la independencia, etc.) terminan alejandóse de la realidad de una historia que se sostiene desde un verosímil que camina por una cornisa.

Invasores utiliza a su favor los mecanismos del thriller para endulzar a un gastado terror que no encuentra cimientos para una refundación. Paralelamente se permite tomar la licencia de profundizar más allá de lo tangible y preguntarse cuestiones existenciales, que pueden ser o no respondidas, no importa.
No solo la abducción de la raza humana está en juego en esta historia sino la de un género que necesita de la ayuda de otro para seguir existiendo.

2 comentarios:

tomás. dijo...

Ahh... mire usted, el otro día la miré de reojo en el video pero no me decidía, ni sabía que era de tal alemán (la caída me gustó bastante), quizás en el futuro cercano le de una oportunidad... por otro lado, por lo que tengo entendido van a pasar la de De Palma en el Bafici (también espero poder ir a verla) de la cual me hablaron muy bien... bue, suerte con esto... te puse entre los links, si aperezco por acá no me enojo...
un abrazo.

Shine off dijo...

A mí lo que más me sorprendió de la película es la cara de gesto de preocupación constante que le quedó a Nicole Kidman. Tan linda que era...
Por supuesto, estás invitado (más bien intimado) a pasar por mí blog.
Un abrazo!
Pato