sábado, 23 de julio de 2011

El maestro del terror, John Carpenter, regresa con un thriller corriente


Si estás entre volver y no volver

La sensación inmediata que surge, luego de ver un nuevo film de John Carpenter en una década, es que Atrapada no es más que un ejercicio y una puesta en marcha de un director agobiado - tanto por la industria como por el hecho concreto de hacer films -, que alguna vez supo refundar el cine de terror. Especialmente a partir de un uso mínimo y racionado de los recursos económicos, que siempre ha explotado al máximo beneficio de sus intenciones.

Así como Brian de Palma es el mejor alumno, disciplinado unas veces y rebelde otras, de Alfred Hitchcock; John Carpenter lo es de Howard Hawks. La supervivencia al encierro y el grupo como protagonista, son dos elementos que Carpenter ha sustraído y apropiado de su padre cinematográfico para resignificarlos en su propia obra a lo largo de los años, casi siempre a modo de subtexto - político, social, etc. -. Estos dos motivos se repiten en Atrapada, pero con un novedoso cambio en la sustitución de un grupo masculino por uno femenino, algo que el director de Sobreviven nunca había experimentado. Cuando la joven Kristen (la ascendente Amber Heard) llega a un hospital psiquiátrico de Oregon luego de incendiar una casa, allá por mediados de los 60, descubre que un aire siniestro se esconde en la institución psiquiátrica. La sensación anacrónica se presta a la confusión, especialmente cuando uno se pregunta el por qué de la elección de la época, la experimentación con terapias alternativas no alcanza para ser un argumento de peso.

El arribo de Kristen es el comienzo del despliegue de todos los lugares comunes del sub – género psiquiátrico: el enfermero fornido que parece guardia cárcel, la enfermera siniestra, el médico ocultador de información (un Jared Harris seco y monocorde) y para colmo un explicito puñado estereotipado de internas: la seductora (Danielle Pannbaker), la rebelde (Mamie Gummer), la niña (Laura Leigh) y la artista (Lindsey Fonseca). Todo este combo de clichés arroja una dirección de la cual no hay vuelta atrás, más allá del ímpetu y del tesón de la puesta de cámara - en continuo y fluido movimiento –, al igual que los recursos de montaje como los fundidos encadenados, que bien recuerdan a En la boca del miedo - probablemente la última obra maestra de Carpenter -.

Kristen, la bella y eficiente Amber Heard, lucha por salir del encierro

La atmósfera de thriller prevalece por la de un terror a cuenta gotas reposado en la fuerza de la banda sonora, cuando en las obras más logradas de este autor el terror llegaba como consecuencia del desarrollo de un circuito narrativo y dramático. Sumado todo esto al fantasma merodeador del pabellón que no deja mucho a la imaginación y difiere levemente de los que aparecieron estos últimos tiempos en el terror oriental, sus apariciones son alertadas con anticipación y eso es irremediablemente malo cuando la intención es asustar. Este fantasma es el encargado de la desaparición sistemática de las reclusas, que hace que Kristen inicie un plan, tras otro, para escapar del lugar. En cada una de las muertes cae un manto de incertidumbre, provocada por un flashback corto – pero progresivo cada vez - de una niña encadenada que puede o no ser Kristen, aunque las torpezas del guión no colaboran a la incertidumbre antes mencionada.

El esfuerzo de volver personal lo impersonal no alcanza para que este thriller tan siquiera sea entretenido, pasada la mitad de la historia todo lo que se espera es más de lo mismo, ya visto, ya deglutido y ya discutido, sólo puede disfrutarse esa precisión en la puesta de escena y de cámara, con una muñeca que no parece aducir el paso de los años. Tampoco se siente ni se ve la identidad carpenteriana y ello se vislumbra desde la secuencia de títulos, con esos grabados que representan diferentes tratamientos en materia psiquiátrica, todos relacionados con la tortura y el sadismo. Algo de ese tormento se expone dos veces en el film, en una de ellas Carpenter parece contagiado de cierta pornografía contemporánea -que ha atacado con dureza al género del terror- matando en forma prolongada y gráfica a una de las víctimas.

Este retorno de un director que supo mostrar su mejor forma entre 1976 y 1988, con algunas pocas muestras durante los 90, no es más que un arranque de motores para un posible come back. Una vuelta más personal e identitaria pero por sobre todo con “enseñanzas”, de esas que el maestro tanto nos ha mal acostumbrado.  

ATRAPADA (The Ward)

Dirección: John Carpenter
Guión: Michael y Shawn Rasmussen 
Interpretes: Amber Heard, Mamie Gummer, Danielle Panabaker, Laura-Leigh, Lyndsey Fonseca y Jared Harris.  
Fotografía: Yaron Orbach
Montaje: Patrick McMahon 
Música: Mark Kilian
Nacionalidad y año: EE.UU. - 2010
Duración: 88 minutos 

TRAILER

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