sábado, 18 de febrero de 2012

Crítica - Cine

Scorsese nos lleva al cine
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La invención de Hugo Cabret (Hugo)

Hugo no es una lección de cine o un burdo homenaje por ejemplo a partir de una sala de cine que se cae a pedazos y que hay que reconstruir. Es una sinfonía sobre el arte y la imaginación realizada en primera persona por Martin Scorsese, preservador de obras cinematográficas. La transposición del libro de Brian Selznick le calza perfecto para desarrollar todo su amor por el lenguaje y construir una historia con elementos, que hasta ahora, eran ajenos a su mundo. Hugo Cabret es un niño huérfano, que luego de la muerte de su padre, vive dentro de la torre del reloj de la estación de trenes de París, a principios de 1930. Su objetivo es reparar una escultura de lata (un autómata) que guarda un supuesto mensaje de su padre, para ello necesita de piezas que sólo puede obtenerlas de un puesto que pertenece a un anciano que vende juguetes y objetos mecánicos. Ese anciano no es sólo un vendedor en una estación de trenes, tiene un pasado y una conexión con ese autómata que posee Hugo. El encuentro entre ambos no es el ideal, como mediadora aparece Isabelle, una nieta postiza del viejo Papa George, como lo llama ella al anciano.

Dentro de casi dos únicas locaciones, la estación de trenes y la casa de papa George, Scorsese monta toda su parafernalia visual y narrativa. La maquinaria visual es avasallante, con largos planos sin cortes aparentes y una soltura en la edición que convierten al tandem Scorsese / Schoonmaker (la editora de toda la vida de Martin) en una dupla que se amolda a cualquier época y estado actual del cine, basta con ver los primeros cinco minutos en los que se presenta todo el contexto, el escenario principal y la puesta en escena y de cámara en un sentido ideológico. Si algo podía sumarse a la abrumadora puesta escénica, en un sentido estrictamente positivo, era el uso del 3D. Desde el 2009 en adelante, los films en ese formato se multiplicaron, más por razones económicas para levantar a una industria alicaída que por una creencia artística. Hugo pide a gritos el 3D, porque narrativamente Scorsese muestra el palmo a palmo de la lucha entre la técnica y la historia narrativa, entre la realidad y la imaginación. En la tercera dimensión está el último salto del cine y en Hugo están el nacimiento, la muerte y la resurrección del lenguaje.

Las actuaciones de los jóvenes Asa Butterfield (Hugo) y Chloë Grace Moretz (Isabelle) colaboran con la causa mostrando una relación tierna y aventurera. Cada palabra que sale de la boca de Isabelle acompaña algún movimiento gestual que le es complementario y que a su vez se adjunta dialécticamente con las respuestas de Hugo, entre ambos también surge ese amor por la lectura, que nace en la adolescencia, las visitas de ambos a la biblioteca juegan un rol dramático fundamental para el descubrimiento del misterio de la conexión entre el automata y Papa George. La escena en la que él le lleva a ver un film por primera vez no tiene desperdicio por los gestos de ella ante semejante descubrimiento, algo que sin dudas está indeleble en la memoria de Scorsese, como experiencia similar y personal, la de ver imágenes en movimiento por primera vez. Está claro que el personaje de Hugo es un alter ego del director, amante ferviente del cine y que expresa esa devoción en casi todos los documentales que ha hecho sobre el lenguaje, basta con ver el más reciente: A Letter to Elia, ese emotivo pequeño homenaje al polémico director de Al este del edén. Otra de las emociones que entrega este paseo por la pureza cinematográfica es la presencia de la leyenda viviente que es Christopher Lee, su puñado de apariciones y miradas en contrapicado también expresan cine puro.

Martin Scorsese logra confluir toda una aglomeración mecánica sobre el mundo de la ilusión y de los sueños, cursi puede sonar pero cualquiera que haya experimentado la vivencia de estar en una sala de cine no puede salir indiferente ante tamaña obra, por su fastuosidad -vale la pena poner unos pesos más y verla en 3D- y por las lecturas que ofrece. Hugo es el film más cinéfilo de esta era, no por su carácter intertextual sino por su pasión y su creencia en la causa cinematográfica, porque el cine no morirá por los cambios de formato ni por la irrupción de nuevas técnicas sino por el olvido de la existencia de una sala de cine.     

Dirección: Martin Scorsese
Guión: John Logan sobre una novela de Brian Selznick
Fotografía: Robert Richardson
Edición: Thelma Schoonmaker
Música: Howard Shore
Interpretes: Asa Butterfield, Ben Kingsley, Chloë Grace Moretz y Christopher Lee
Nacionalidad y año: EE.UU. - 2011
Duración: 125 minutos

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