jueves, 12 de abril de 2012

Cine - Crítica (BAFICI 2012, Día 1, Jueves 12 de abril)


Comenzó el BAFICI 2012, nuevamente la cantidad de films sobre pasa la media de cualquier festival: 449 films, entre cortometrajes y largometrajes nacionales y extranjeros. No todo en el BAFICI son películas, la posibilidad de participar en diferentes actividades, como el BAL (qué cumple 10 años ya) o las diferentes charlas y las mesas debates hacen del festival un completo círculo sobre las diferentes áreas cinematográficas, además de plantear un panorama de gran parte del cine mundial. Es cierto que la cantidad abruma y que ver tan sólo el 10% de la totalidad de la programación es una misión (casi) imposible, de todos modos la diversidad, como es habitual está garantizada.
Vale aclarar que ninguna función está agotada, tan sólo se agotaron las entradas disponibles en forma anticipada. Durante cada día se pondrán en venta el remamente, 75% aproximadamente cuanto menos, de cada una de las funciones. En el día de hoy, jueves, hubo algunos incovenientes con el programa de cortos, especialmente con el trabajo de Paz Encina que fue mezclado y que la directora paraguaya impidió la proyección por estar la copia en un estado pésimo. También en la función de prensa del film La chica del sur de José Luis García hubo problemas con el subtítulado en inglés, que brilló por su ausencia durante 15 minutos, lo que provocó la huida masiva de los programadores y críticos extranjeros. Como siempre sucede, sin tratarse de hechos de suma gravedad, el festival acomoda y ajusta las tuercas de un engranaje que trabaja todo el año, no sólo en el período que dura este festival que ya cumple 14 años de vida.

Estás son las críticas del primer día:
 

Aquí estoy, aquí no (Chile) de Elisa Elisah, 96 minutos. Competencia Internacional.

Aquí estoy, aquí no es la historia sobre un escritor - periodista abúlico, obeso y desganado pero con un trauma con los autos, luego de un terrible accidente. Sus relaciones con sus amigos Pato (vía Skype) y con Lore, principalmente, son sus dos únicos tanques de oxigeno de una realidad que lo acecha. Obligado a cumplir con un contrato editorial, debe investigar sobre la vida de un ex-rockstar chilena de los ochenta sucumbida en la miseria, con la que termina teniendo una relación incomprensible. El comienzo promisorio con una secuencia vertiginosa en un taxi entre el escritor y un amigo, ambos pasados de copas, sugiere un dramedy, que finalmente no se termina de consumar por el exceso de ciertos recursos tanto visuales como narrativos. La profusión del flashback y del flashforward (como operaciones discursivas) generan un caos de idas y venidas, que son coherentes solamente con las neblinas de situaciones y vivencias de este personaje sin carisma ni apego. La ubicación - desubicación de un ser que no sabe hacia dónde va es quizás la única virtud dramática de este film pretencioso que no puede, además, evitar toda una retórica abrumadora que encima sobre el final parece no contener la directora y la hace didácticamente explicita. Primer paso en falso de la Competencia Internacional.
Puntaje: 4/10 















Dromómanos (Argentina), 64 minutos. Competencia Argentina.

Después de sus tres films más industriales, dentro de lo que el concepto de industrial puede ajustarse al cine de Luis Ortega, el director vuelve al espíritu de su ópera prima, Caja negra. Realizada sin productores y con un puñadito de técnicos, Dromómanos es la búsqueda constante de un autor que no siempre encuentra algo interesante que decir o que mostrar, sin embargo su honestidad se refleja en cada plano y en cada personaje - persona que aparece o que se muestra delante del lente. Personajes que son marginales por elección, se infiere, pero lo que sí está claro es que no son rezagados del sistema, son dromómanos. El principal problema de Ortega es la cámara, su registro nervioso y flotante que por momentos se sumerge en un caos que no tiene control ni aparente premeditación, más bien parece en algunos pasajes una cámara autómata registrando lo que quiere. En ese vaivén entre personajes queribles pero amenazantes y un libertinaje visual abrumador, el cine de Luis Ortega recupera, especialmente para él mismo, la libertad  perdida.
Puntaje: 5/10


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