miércoles, 11 de abril de 2012

TV - Crítica

El drama vuelve a la política



Boss (Boss)

Boss llega para ocupar el espacio vacante del drama político, dejado hace algunos años por The West Wing, esa maravillosa serie sobre la interna de la Casa Blanca. Hubo otros intentos, fallidos, como Commander in Chief protagonizada por la hoy desaparecida de las pantallas, Geena Davis, para cubrir ese hueco ficcional de una TV que hoy busca una salida del desgastado policial que proliferó con muchas ramas a comienzos del 2000. Hoy casi todos los productos policiales están en la recta final de sus vidas útiles: CSI y sus filiales de Miami y Nueva York, Criminal Minds – copia burda de la anterior -, Bones y la única sobreviviente de la franquicia La Ley y el orden, su costado más sordido que es la Unidad de Víctimas Especiales. Por eso es que el panorama de un lenguaje, en Estados Unidos al menos, que plantea ir hacia el lado de lo fántastico para hasta tener éxito hacen de un drama realista una jugada arriesgada para cualquier canal. Game of Thrones, The Walking Dead y el reciente estreno de Once Upon a Time son los ejemplos claros de la preferencia de los espectadores en este último tiempo, en el que le dieron la espalda a series más terrenales como Luck de Michael Mann con los protagónicos de figuras como Dustin Hoffman y Nick Nolte finalizó luego de un puñado de episodios por el bajísimo rating.  

Esta nueva serie, protagonizada y producida por Kelsey Grammer (Frasier) comienza con un personaje en un punto crucial en su vida, dentro de un cuarto enorme y vacío, una médica le informa que tiene una enfermedad degenerativa e irreversible. Sin inmutarse, él escucha absolutamente todos los datos e indicaciones que durante un par de minutos larguísimos le da esta profesional, la cámara con atino cinematográfico se acerca casi imperceptiblemente sobre el rostro de roca de este pobre hombre, quien al final de la secuencia descubrimos que es el Alcalde de Chicago. Esa atmosfera de cine que se siente en estos primeros minutos y que se prolonga por todo el capítulo, en gran parte se debe a la dirección de Gus Van Sant (Elephant -2004-), quien también produce la serie. Planos a la altura del hombro del personaje, muy a lo setentas, granos duros en la imagen y climas lumínicos acompañados de una música clásica fría, todos estas variables confluyen en un estilo de autor insospechado para la esquemática estética de una serie televisiva regular. 

En el transcurrir de este primer capítulo, el alcalde Tom Kane muestra su cintura para resolver problemas como el de un concejal latino que tiene una especie de puntero, que sin autorización se manifiesta en TV en contra de Kane, quien literalmente le tira de la oreja al concejal dentro del despacho frente a sus asesores y guardaespaldas. Fuera del ámbito político y ejecutivo, la vida personal de Kane se ve a cuenta gotas pero basta para notar una tensa calma, en especial entre la relación entre él y su hija, una voluntaria de una iglesia de la ciudad. Sus dos desencuentros enuncian la rispidez del nexo, en primer lugar el padre llama a la iglesia pero ella no puede atender, en la devolución de la llamada él está comprando indiscretamente, en el medio de la noche y de un parque, sus remedios para la enfermedad que la habían diagnosticado en el inicio de la historia.

Toda la construcción de este personaje tridimensional, por sus diferentes vetas y aspas por descubrir, es la construcción de una pantalla y de sus bambalinas. Narrativamente esta primera entrega ofrece un abanico de personajes y de situaciones ricas (tanto la primaria como las secundarias), que en esta instancia se las puede percibir como un gran ovillo a punto de desatarse. 


Creador: Farhad Safinia
Productores: Peter Giuliano, Kelsey Grammer, Farhad Safinia, Gus Van Sant, Richard Levine y Lynne Greene
Intérpretes: Kelsey Grammer, Connie Nielsen, Hannah Ware y Kathleen Robertson
Duración: 48 minutos (sin comerciales)
Canal - día y horario: TNT - Jueves 22 hs

TRAILER

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