domingo, 15 de abril de 2012

Cine - Crítica (BAFICI, Día 4, Domingo 15 de abril)


Masterplan (Argentina) de Diego y Pablo Levy, 87 minutos. Competencia Argentina.

En un veloz aprovechamiento de la repercusión obtenida en el pasado BAFICI y en su reciente estreno comercial de Novias, madrinas, 15 años los hermanos Levy se lanzan de lleno a la ficción y lo hacen sin descuidar marcas enunciadas en su ópera prima. En una pequeña y torpe estafa con una tarjeta de crédito que sale mal, en apariencia, Mariano debe deshacerse de su único tesoro: un Siam DiTella en estado impecable, dejándolo en la vía pública para reportarlo como robado. Sumado a ello está el miedo de un hombre que decide dar un paso adelante en su vida, mudándose con su agradable novia y el halo de paranoia por no haberse esfumado la sensación de peligro por la estafa del inicio. En la dualidad del desprendimiento material del auto y el desenmascaramiento del timo, Mariano encuentra en un homeless que ha ocupado el auto, una bocanada de respiro en un mundo que parece acorralarlo. Algunos signos técnicos de amateurismo atentan contra el ritmo propuesto, como los casos de algunos paneos con poca profundidad de campo fuera de foco o la longitud temporal excesiva de algunos planos. Finalmente lo que queda es una comedia clásica sobre un personaje al que la adición de pequeños sucesos conforma toda una gran tragedia personal clásica y génerica, lo cual deja para pensar que su presencia en este Festival se reduce al bajo presupuesto del film y no a los contenidos artísticos.
Puntaje: 7/10 
















Nocturnos (Argentina) de Edgardo Cozarinsky, 63 minutos. Travelling.

No hay forma de no hipnotizarse por el prólogo de Nocturnos, el más reciente film de Cozarinsky, es que sus imágenes sobre una noche que se asoma en la ciudad de Buenos Aires se concatenan con la excepcional música de Ulises Conti y su mandolina estridente. En este inicio las palabras en off funcionan como mantras en esa ciudad anaranjada hasta llegar a Luis, quien como un fantasma se pliega a la nocturnidad, transita las calles como en un carro de travelling, "fui más allá de las luces de la ciudad" dice mientras también reflexiona y hace flashbacks internos y externos, como en esa pelea que recuerda al parar en un semáforo que tuvo alguna vez en ese lugar con su ex - novia. El camino está compuesto por bandoneones, bares y zonas perfectamente identificables: San Telmo, Once, Recoleta, etc. y especies nocturnas que están en su hábitat. Imposible de no conectar todos estos elemenos con Fantasmas de Tanger o Ronda nocturna (trabajos previos del director), este trayecto del cine de Conzarinsky pierde el rumbo cuando estaciona en la ficción más ficcionalizada, en ese flashback mencionado el quiebre es el más seco por ser el más prolongado y descontextualizado con el resto de la obra. Hay también un desvío en las imágenes de archivo de otros films, que se agolpan a las producidas por Cozarinsky con una marca de agua. El propósito de tal recurso se explica hacia el final de este film, que resulta trunco entre el poderío visual - musical y los recursos poéticos de las palabras que se desvanecen sin importar demasiado.     
Puntaje: 5/10


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