domingo, 29 de abril de 2012

Cine - Crítica

El fin justifica la unión


Los vengadores (The Avengers)

Los vengadores no es una película ambiciosa, en lo absoluto. Aprovecha el éxito de los films solistas de estos superhéroes aquí reunidos y el director Joss Whedon ubica a este séquito de freaks dentro de un esquema, que tiene como objetivo presentar no sólo el poderío de cada uno ellos sino también la parafernalia actual con la que cuenta Hollywood. Es decir, este film es llano en cuanto a sus objetivos planteados pero es honesto y no aspira a cumplir ni con un deber ser ni tampoco busca ser condescendiente con un público adverso al género. Especialmente porque en este último tiempo el revisionismo sobre ciertos personajes populares del comic ha pesado para retomar las riendas perdidas durante los noventa. Década en la que la desorientación argumental ha llevado al desastre (casi) irreparable de por ej. la franquicia Batman, recuperada por el revisionista Christopher Nolan.

Argumentalmente Los vengadores carece de vueltas de tuerca y de sorpresas narrativas pero gana en la idea de implementar diferentes niveles de lucha entre los personajes, que no sólo se circunscriben a la lucha física porque el lenguaje verbal y gestual tiene un grado que opera como base para la futura unión. Cada personaje hace valer sus cualidades y refresca sus perfiles psicológicos (especialmente para los paracaidistas que nunca vieron las películas anteriores) lo que genera una inevitable lucha interna de egos. Todos comandados por el director de la agencia S.H.I.E.L.D. (escudo en inglés), Nick Fury, en su faceta más estadounidense de "el fin justifica los medios", frase que se hace transparente en una escena en particular. Un Capitán América con todos los cliché del soldado patriotero chabacano que sólo cumple ordenes y no cuestiona en absoluto a sus superiores (que sin embargo funciona a la perfección dentro del colectivo), un semi-dios casi paria con una fortaleza indirectamente proporcional a su capacidad de deducción de los acontecimientos, la espía con habilidades para el combate cuerpo a cuerpo y para la manipulación mental, el científico (también paria) que pierde el control de su cuerpo al perder el control de su temperamento, el mejor tirador del mundo (Hawkeye, el que menos se luce) y finalmente el irritante, canchero, multimillonario y genio (también filántropo, según sus palabras): Tony Stark. De todos modos el film no pierde el tiempo en hacer este repaso, o más bien, presenta a los héroes en acción y no en diálogos. En lo primero, Whedon expone su faceta más virtuosa, porque elabora una puesta de cámara poderosamente dramática que no reposa totalmente en la fase de postproducción, porque trabaja con la noción de un montaje rítmico (que parece básica a esta altura de la historia del cine pero que no lo es) que consiste en el progreso interactivo de los personajes con la acción en vivo y los efectos visuales. Lo que significa que el entramado visual parte de una premisa teórica que ninguna isla de edición puede elaborar, a las claras está en el gran acto final: la gran batalla final en Manhattan.

Todos contra uno para salvar a la Tierra, esa es la premisa. Ese uno es Loki (el hermano bastardo de Thor) quien roba, de la propia agencia S.H.I.E.L.D.,  una fuente de energía superior que planea dársela a unos alienígenas, a cambio de la gobernación del mundo. Sí, suena disparatado pero la decisión de incluir a Loki como el villano tiene su razón de ser en el juego dramático con Thor, el apego personal más su aparición en el film solista de su hermano colabora con este juego de pares de todos contra todos, obviamente hasta que los buenos deciden finalmente unir fuerzas para luchar contra el único villano aparente que hay entre ellos (reservó la opinión sobre Nick Fury). La transición entre la primera parte y el final es probablemente lo mejor de la historia en términos narrativos, porque toda esta unión está más lejana que nunca y parecería ser que los objetivos y las distancias (físicas) son cada vez más difíciles de acortar. Claro, es un film de superhéroes hecho por Hollywood por lo que la angustia es estrictamente dramática, no posee la idea de provocar efectos colaterales en los espectadores.

No hay en Los Vengadores más que un artero y efectivo sentido del aprovechamiento para revalorizar el material que Marvel tiene y que ha capitalizado en estos últimos años. Hasta incluso Hulk (en la piel de un correctísimo Mark Ruffalo) el personaje más cuestionado, al menos con sus transposiciones cinematográficas, se resignifica al encontrar el humor que nunca apareció en las versiones de Ang Lee y de Louis Leterrier (Furia de titanes) y lograr de una vez por todas desdramatizar su condición y perder también esa solemnidad que lo había cubierto con las fallidas películas de los directores mencionados. Pues bien, era hora que el Dr. Banner dejará de lloriquear por tener un poder extralimitidado, casi todos los superhéroes lo tienen, por suerte Joss Wheldon se ha percatado de ello.   
  
Guión y Dirección: Joss Whedon
Fotografía: Seamus McGarvey
Edición: Jeffrey Ford y Lisa Lassek
Música: Alan Silvestri
Intérpretes: Robert Downey Jr., Chris Evans, Mark Ruffalo, Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Jeremy Renner y Samuel L. Jackson
Nacionalidad y año: EE.UU. - 2012
Duración: 142 minutos

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