domingo, 19 de agosto de 2012

Cine - Crítica

La poética nocturna


Nocturnos 

No hay forma de no hipnotizarse por el prólogo de Nocturnos, el más reciente film de Cozarinsky, es que sus imágenes sobre una noche que se asoma en la ciudad de Buenos Aires se concatenan con la excepcional música de Ulises Conti y su mandolina estridente y esa eterna búsqueda de amalgamar el poder de la poesía con el poder de lo audiovisual. En este inicio las palabras en off funcionan como mantras que complementan a una ciudad anaranjada. Finalmente llegamos a Luis (Esteban "El estudiante" Lamothe), quien como un fantasma se pliega a la nocturnidad, transita las calles como en un carro de travelling, "fui más allá de las luces de la ciudad" dice mientras también reflexiona y hace flashbacks internos y externos, como en esa pelea que recuerda al parar en un semáforo que tuvo alguna vez en ese lugar con una novia.

Luis es el vector de este vagabundeo por la ciudad, su camino está compuesto por bandoneones, bares y zonas perfectamente identificables: San Telmo, Once, Recoleta, etc. y especies nocturnas que están en su hábitat. Imposible de no conectar todos estos elementos con Fantasmas de Tanger (1998) o Ronda nocturna (2005), este trayecto del cine de Conzarinsky pierde el rumbo cuando estaciona en la ficción más ficcionalizada, especialmente en ese flashback mencionado el quiebre es el más seco por ser el más prolongado y descontextualizado con el resto de la obra. Hay también un desvío en las imágenes de archivo de otros films, que se agolpan a las producidas por Cozarinsky con una marca de agua. Podría decirse, y el uso del potencial no es arbitrario, que también operan como huella, como ayuda memoria de un pasado que como bien dice una de las tantas voces en off del film: "El pasado no ha muerto, ni siquiera ha pasado", esa famosa frase de El ruido y la furia de William Faulkner y que adoptó más tarde Jean Luc-Godard.

La poesía, siempre presente en la filmografía de Cozarinsky, busca inmiscuirse aquí a través de soliloquios en boca del mencionado Lamothe, la mayoría de los textos pertenecen a un grupo diverso de autores que han escrito sobre el carácter evocativo y nostálgico de la nocturnidad, que van desde Friedrich Hölderlin hasta Alfredo Le Pera.  Así en este travelling, recurso empírico del cine, se despliega por la ciudad este transitar en el que se configuran dos lenguajes y todo el aroma nostálgico de una ciudad que siempre está en alerta y despierta para cobijar a cualquier especie noctámbula.

(Texto reformulado del realizado durante el BAFICI 2012)


Dirección y Guión: Edgardo Cozarinsky
Fotografía: Emiliano Cativa
Edición: Eduardo López López
Música: Ulises Conti
Intérpretes: Esteban Lamothe, Jimena Anganuzzi y Esmeralda Mitre
Nacionalidad y año: Argentina - 2012
Duración: 63 minutos
  

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