Nocturnos
No hay forma de no hipnotizarse por el prólogo de Nocturnos, el
más reciente film de Cozarinsky, es que sus imágenes sobre una noche que se
asoma en la ciudad de Buenos Aires se concatenan con la excepcional música de
Ulises Conti y su mandolina estridente y esa eterna búsqueda de amalgamar el
poder de la poesía con el poder de lo audiovisual. En este inicio las palabras
en off funcionan como mantras que complementan a una ciudad anaranjada.
Finalmente llegamos a Luis (Esteban "El estudiante" Lamothe), quien
como un fantasma se pliega a la nocturnidad, transita las calles como en un
carro de travelling, "fui más allá de las luces de la ciudad" dice
mientras también reflexiona y hace flashbacks internos y externos, como en esa
pelea que recuerda al parar en un semáforo que tuvo alguna vez en ese lugar con
una novia.
Luis es el vector de este vagabundeo por la ciudad, su camino
está compuesto por bandoneones, bares y zonas perfectamente identificables: San
Telmo, Once, Recoleta, etc. y especies nocturnas que están en su hábitat.
Imposible de no conectar todos estos elementos con Fantasmas de Tanger (1998)
o Ronda nocturna (2005), este trayecto del cine de Conzarinsky
pierde el rumbo cuando estaciona en la ficción más ficcionalizada,
especialmente en ese flashback mencionado el quiebre es el más seco por ser el
más prolongado y descontextualizado con el resto de la obra. Hay también un
desvío en las imágenes de archivo de otros films, que se agolpan a las
producidas por Cozarinsky con una marca de agua. Podría decirse, y el uso del
potencial no es arbitrario, que también operan como huella, como ayuda memoria
de un pasado que como bien dice una de las tantas voces en off del film:
"El pasado no ha muerto, ni siquiera ha pasado", esa famosa frase de El
ruido y la furia de William Faulkner y que adoptó más tarde Jean
Luc-Godard.
La poesía, siempre presente en la filmografía de
Cozarinsky, busca inmiscuirse aquí a través de soliloquios en boca del
mencionado Lamothe, la mayoría de los textos pertenecen a un grupo diverso de autores
que han escrito sobre el carácter evocativo y nostálgico de la nocturnidad, que
van desde Friedrich Hölderlin hasta Alfredo Le Pera. Así en este travelling, recurso empírico del
cine, se despliega por la ciudad este transitar en el que se configuran dos
lenguajes y todo el aroma nostálgico de una ciudad que siempre está en alerta y
despierta para cobijar a cualquier especie noctámbula.
(Texto reformulado del realizado durante el BAFICI 2012)
Dirección y Guión: Edgardo Cozarinsky
Fotografía: Emiliano Cativa
Edición: Eduardo López López
Música: Ulises ContiIntérpretes: Esteban Lamothe, Jimena Anganuzzi y Esmeralda Mitre
Nacionalidad y año: Argentina - 2012
Duración: 63 minutos
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