martes, 11 de diciembre de 2012

Cine - Crítica

Entre dos fuegos


Los ilegales (Lawless)
por José Tripodero

Muchas películas, entre ellas Los intocables de Brian de Palma, daban cuenta de una época signada por la depresión de 1930 y la Ley Seca en los Estados Unidos, lo que daba rienda suelta a un negocio millonario como era el contrabando de alcohol. En esas películas el ojo estaba puesto en las grandes urbes (Chicago y Nueva York generalmente) y lo que sucedía en el interior era ignorado. En Last Man Standing (remake encubierta de Yojimbo) Walter Hill también hacía foco sobre el contrabando de alcohol en aquellos tiempos pero entrecruzaba géneros: el cine de gángsters y el western. De la misma manera el australiano John Hillcoat intenta construir un híbrido, con los mismos géneros, al tomar una novela llamada The Wettest County in the World de Matt Bondurant, en la que relata sucesos de su familia (muchos de ellos ficcionalizados) durante esos tiempos en el que el whisky y el licor casero hacían estragos en la “América profunda”.

Forrest Bondurant (el fornido y hoy popular Tom Hardy), el mayor de los hermanos tiene un negocio próspero y sobrio como él, a pesar de ser el amo y señor del negocio del alcohol en el condado de Franklin. Colaboran sus dos hermanos: Howard (Jason Clarke) el más duro y Jack (el hoy no tan popular Shia Labouef) el menor y más sanguíneo, desde su perspectiva Hillcoat traza el sendero del relato. A diferencia de la mencionada Los intocables, aquí la ley está más cerca de la corrupción y del delito que de aquellos a los que persigue, la encarnación institucional está en manos del oficial Rakes (Guy Pearce), un recién llegado de Chicago con más ganas de hacer negocios y someter a los destiladores que de hacer cumplir la ley.

En este juego de delincuentes de buen corazón que quiebran una ley bastante tonta - vista desde el hoy al menos - versus un representante de la ley más corrupto que aquellos a los que persigue, le permite al director construir una historia que por momentos vagabundea entre lo polvoriento del contexto -bordeando el western- y lo genérico como columna vertebral. Tal columna tambalea cuando los lugares comunes y los clichés dicen “presente", en especial hacía el final cuando todo se resuelve con una pistoleada de lo más berreta, precedida por una sobreactuación de Pearce que desbarranca toda sutileza en su composición expuesta en su primera escena, que lo mostraba como un personaje misterioso.

Los ilegales oscila entre la estética y el imaginario del cine de gángsters, con una temática bien popular como lo es el mundo de la Ley Seca pero también se vale de recursos retóricos del western, sin llegar a ser un híbrido oportunista sino por lo contrario ya que enhebra con sutilezas visuales el derrotero de tres hombres bien ordinarios que se ganan la vida sumidos en la ilegalidad, debiendo luchar además contra un sistema más corrupto que los desobedientes de una ley disparatada. Lo turbulento es la ausencia de una vuelta más aceitada a las situaciones secundarias porque las dos presencias femeninas son prescindibles, precisamente porque esas situaciones secundarias son las deberían ayudar a apuntalar la historia principal y por ende configurar una trama rica en momentos dramáticos, es que el film todo tiene una atmósfera espesa y deja una sensación trunca que lleva a pensar que la historia merecía otro moldeo de los elementos presentados. 

 

Dirección: John Hillcoat
Guión: Nick Cave sobre una novela de Matt Bondurant
Intérpretes: Shia Labouef, Tom Hardy, Jason Clarke, Guy Pearce y Jessica Chastain 
Fotografía: Benoit Delhomme
Montaje: Dylan Tichenor  
Música: Nick Cave y Warren Ellis
Nacionalidad y año: EE.UU. - 2012
Duración: 107'

Trailer

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