por José Tripodero
Dirección y Guión : Daniel Gimelmberg
Intérpretes: Nahuel Viale, Nahuel Pérez Biscayart, Guadalupe Docampo y Alejandra Flechner
Fotografía: Diego Poleri
Música: Luis Alberto Spinetta y El mató a un policía motorizado
Montaje: Federico Rothstein
Nacionalidad y año: Argentina - 2010, Duración: 90'
La división
simétrica de Antes parece simplificar
mucho de sus problemas. Ya que cuenta la vida de Nacho, un joven estudiante de
arquitectura que tiene un pasado ideal con una casa con pileta, vive con sus
padres y su hermanito, tiene una agradable novia y puede estudiar sin la
necesidad de trabajar. Su presente es sombrío, vaga por las calles y recibe mensualmente un
sobre con algo de dinero por parte del socio de su viejo (al que presumimos
muerto) que no le alcanza para vivir, ha dejado sus estudios y ronda algunos
bares en busca de malas compañías.
Más allá de
la falta de datos para conocer lo sucedido entre períodos, la historia se infla
de la ausencia, estira los momentos y fuerza a los personajes a morderse la
lengua, cuando estamos en el presente de la vida de Nacho. La gravedad
inyectada, desde el tratamiento estético (fotografía y dirección de arte) hasta
los diálogos, atentan contra el discurrir de los acontecimientos, que
acomodados en un relato que salta en el tiempo continuamente no hacen más que
verse como exagerados. Especialmente porque la irrupción para pasar del pasado
al presente se ve interrumpida raudamente, de manera casi televisiva; por
ejemplo el caso del recurso del primer plano de un personaje que parece que va
a decir algo pero queda callado. El uso excesivo de planos fijos, en el que
aparecen varios personajes; los momentos del asado en la casa y la fiesta en la
que Nacho se reencuentra con su novia muestran algo de pereza en el diseño de
la puesta de cámara, que parece dejar sus cartas triunfadoras para el final con
esa corrida frenética de Nacho y el travelling que lo sigue. Otro punto oscuro
es el de algunas actuaciones como las de Martín Piroyansky, quien parece no conocer
otro registro que el del “pibe en fiesta” (que ya no hace gracia) o las del
propio protagonista, Nahuel Viale que no aguanta todo el peso de la historia
sobre él, sin embargo la composición de Nahuel Pérez Biscayart (como el mejor
amigo) y de Alejandra Flechner (como la madre) equilibran las situaciones hasta
el punto de salvar los diálogos insulsos lejanos de un magro intento de digresión,
que se evidencia en la mencionada escena del asado y también en las dos o tres
fiestas que hay entre los dos períodos de la vida de Nacho.
Los
contrastes, excesivos (día – noche, verano – invierno, barba – sin barba,
riqueza – pobreza) más las antítesis formales, logran un efecto contrario
porque sobrecargan las situaciones que no se sostienen sobre su propio peso
dramático, es decir la retórica envuelve hasta asfixiar la trama entre los
personajes y sus vidas, como si fuera más importante mostrar las diferencias
que los por qué de los destinos o de las decisiones. El mayor conflicto de la película radica en lo
ausente; en aquello que pasó pero que desconocemos, en los personajes que
estaban pero en el presente no están y en lo que no se dice, así y todo estos tres
puntos no tienen problemas conceptuales, pero si un problema en el desaprovechamiento
de estas posibilidades a partir de restricciones auto impuestas, como el uso lujurioso
de hablar sobre la nada o en pequeños juegos entre Nacho y su mejor amigo y el
coqueteo con lo gay, que restan incluso a la relación de ambos (la más solida
de todas).
Para
destacar, el trabajo fotográfico muestra una preocupación por los detalles, los
tonos y las distancias focales, algo no habitual en el bastardeado Cine
Argentino; la pobreza mencionada por el exceso de planos estáticos ya corre por
cuenta del realizador. Las canciones Bajan
y Todas las hojas son del viento,
regrabadas especialmente para la película por Luis Alberto Spinetta (con la
colaboración de Fito Paez), aportan la electricidad y la fuerza que le falta a Antes, una historia con buenas intenciones
pero con malas ejecuciones… ya que estamos en la sintonía del contraste.
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