Sobre la nota de Jorge Carnevale en “Revista ñ”
por José Tripodero
La mirada sesgada por la falta de “luminarias” y de “glamour” como se puede leer también en este artículo, se trasluce como lo más importante para Carnevale. Intenta ser políticamente correcto al decir: “Una muestra de cine, además de buenas películas y la necesidad de concretar negocios, procura que se tenga en cuenta la producción nacional.”, a continuación llega su lamento de que el Festival no tenga las visitas que tuvo otras ediciones; menciona a Truffaut, Sophia Loren, Jeremy Irons, etc, a esta altura nombrar a un cineasta de la Nouvelle Vague para legitimar una opinión, es propio de las malas recurrencias de la vieja escuela. La hipocresía de las “buenas películas” se evidencia en la idea inicial, ya mencionada, sobre la “epidemia de festivales”. Carnevale no quiere más festivales sin “figuras” porque no le importan las nuevas producciones ni las nuevas corrientes.
La nota dispara otros misiles.
Entre ellos contra una nueva generación de críticos: “Los festivales sirven,
entre otras cosas, para que se reencuentre gente que no se ve nunca, para
circular por ágapes tomándose unas copas (…) convencidos los cronistas novatos
que por un rato se codean con los grandes y se alojan en hoteles que nunca
podrían pagar”. Esta larga cita textual muestra en primer lugar su odio por las
reuniones sociales, inevitables en cualquier evento o peor aún, que los
“cronistas novatos” pululen por los mismos sectores que los “cronistas
experimentados”, es decir evidencia, para él, un problema de clases. En segundo
lugar hace referencia al hospedaje, que el “cronista novato” se dirige a Mar
Del Plata -al parecer- para parar en Torres de Manantiales o vaya uno a saber
qué hotel de cinco estrellas. Al final lo que no está claro es si “se codean
con los grandes” se relaciona con los “grandes críticos” o con las “grandes
figuras”, esto último podríamos descartarlo de acuerdo a la queja mencionada
sobre la supuesta falta de visitantes ilustres.
Dejemos de lado el contexto del
país, que plantea como uno de los argumentos para clausurar el festival
–recordemos una vez más, festival de Clase A, el único de Sudamérica-. Ahora,
su apreciación (a partir de la vez que le tocó ser jurado, como cuenta en esta
nota, sobre la poca difusión que tiene el festival en el extranjero) tiene como
sustento la consulta a sus compañeros jurados procedentes de Holanda, Cuba y República Checa. En los tiempos de Internet,
en los que las publicaciones internacionales están al alcance de un clic
(seamos simétricos en las metáforas “carnevaleanas”), es muy simple
contrarrestar semejante equívoco. Veamos, la charla de John Landis tuvo una
repercusión importante por ejemplo en el diario The Guardian, de Inglaterra (http://www.theguardian.com/film/2013/nov/25/director-john-landis-attacks-hollywood-studios). Para terminar de noquear todo lo
dicho por Jorge Carnevale es necesario decir que el señor ni siquiera estuvo presente, en la edición
recientemente terminada del Festival de Cine de Mar del Plata. Lo cual hace de
su nota “Un festival en el ocaso” un insulto no sólo para el que fue como
público o crítico sino también para el lector que puede considerar el texto
como un testimonio de un festival que se cae a pedazos. La aclaración sobre su
ausencia en la ciudad balnearia hubiera sido un gesto de honestidad,
especialmente para la profesión de crítico y periodista.

La nota de Jorge Carnevale
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