
Una anécdota de Once versus un requiem pretencioso
Novias, madrinas, 15 años de Diego y Pablo Levy. Competencia argentina.
Enero de Cynthia Gabrenja y Marcelo Scoccia. Competencia argentina.
En Novias, madrinas, 15 años se desarrolla una historia de aquellas que nos dicen en las escuelas de cine cuando queremos meternos en la dura tarea de hacer un primer guión -que luego se convertirá en una película- hablar sobre lo que se conoce. Este axioma no es infalible de errores o de malas decisiones posteriores, pero sirve para marcar una división clara entre estas dos operas primas de la Competencia oficial argentina.
Enero, es algo opuesto completamente a la idea de implementar la experiencia propia en la narración. Suerte de engendro sonoro que acecha a una historia interesante pero pobre en su ejecución y en los recursos utilizados para llevarla a cabo.Un músico lucha con conflictos internos, entre su mujer en coma y un réquiem solicitado para un mentor recién fallecido, más una narcolepsia que parece no poder sortear con ningún medicamento. La vacuidad de todo lo que le sucede no se da por los hechos dramáticos, sino por la inoperancia constructiva en cuanto a género y lugares comunes que son resueltos a partir de capas múltiples de sonido y distorsión visual (un exceso surreal de primeros planos y fuera de focos constantes). Si esta estética, por discutible que pueda ser, permaneciera como una constante estaríamos ante una obra, al menos, fallida.
Lo que sucede es que en ciertos pasajes, especialmente las escenas con el psiquiatra, exponen un dejo amateur en el peor de los sentidos porque los actores parecen estar recitando la letra sin creerse en lo más mínimo el valor que puede llegar a tener lo que se dice y no se actúa. La suma de todos los miedos (artísticos) está en el repentino cambio de perfil del protagonista, forzado por una arbitrariedad cósmica o simple capricho de los realizadores, más que por un dramatismo de sucesos concatenados. La capa, aparentemente, profesional, en cuanto a la estética sonora, musical y focal (incesante y agobiante para cualquier espectador) quiere mostrar lo que no existe.
Novias… es un trabajo personalísimo de los hermanos Levy, quienes no tuvieron la mejor idea que hacer un documental sobre la sedería de su padre en pleno barrio de Once y la fauna que allí trabaja y la que compra telas de todo tipo para vestidos. El relato, estructurado en forma casi simétrica, expone a cada persona / personaje a contar tanto sus historias personales como sus historias puertas adentro del local. No hubiera sido posible un documental sin la particularidad que cada uno de los vendedores posee, en las exposiciones de cada vendedor hay un tema recurrente: la relación con Levy, el jefe. Personaje que cierra la historia, duro de roer y de liberarse ante la cámara, en total oposición comparado con sus empleados. Ellos se muestran dispuestos a todo, a hablar de sus miserias, de sus hobbys, de sus estrategias como vendedores e incluso revelar historias increíbles como la de Moshe, un hombre mayor que en su juventud recorrió casinos de Europa transformándose en un ludópata incorregible. Como así también el caso de Ricardo -el cantante- y el más entrañable de todos, poseedor de una vida increible con ceguera en la niñez y recuperación posterior mediante la cura del sueño.
Los hermanos Levy, sin formación academica en cine (uno es fotográfo y el otro sólo hizo un curso de DF en el SICA) demuestran que con pocos recursos, técnicos y narrativos, puede lograrse un film querible sin dejar el profesionalismo de lado. En la otra vereda, Enero, es un despropósito visual y sonoro, en cuanto narración, pero que es encausado a un fracaso por la omnipotencia de querer abarcar todo y cubrirlo con un manto superficial de forma que pretende ocultar un desnutrido contenido.
Novias madrinas 15 años, Domingo 17, 13:15 Cine - teatro 25 de Mayo.Enero, Domingo 17, 21:15 Hoyts.
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