martes, 31 de enero de 2012

Crítica - Cine

 ¿Cómo quiere la historia? Liviana por favor


Historias cruzadas (The Help)

La primera sensación que surge luego de ver Historias cruzadas es la de haberla pasado bien y nada más. En ese “haberla pasado bien y nada más” se halla lo liviano, esa clase de mediocridad destilada, aquí para un tema que ha sido abordado con más profunidad, como lo es la segregación en Mississippi a mediados del siglo XX.  Si bien otros films, como El color púrpura, narraban una historia esperanzadora entre tanta desgracia y miseria emocional, Spielberg no paneaba la cámara hacia el lugar más cómodo, colocaba las fichas sobre el tablero sin temor para tomar partido o para hacer revisionismo crítico contra el accionar de una parte de la población. Ese castigo por tanto daño es elidido en esta ficción de una joven escritora blanca que quiere hacer “justicia” por las mujeres de raza negra, al escribir un libro con las historias contadas en primera persona por las criadas de sus amigas y conocidas del poblado de Jackson.

La bienintencionada idea tiene su contra, nadie puede saber de ello y por lo tanto debe mantenerse en secreto. Este peligro que resulta de publicar la visión de una raza excluída y marginada para realizar un trabajo denigrante nunca aparece concretamente. El peligro latente sólo se materializa en una escena filmada torpemente que termina en la nada, cuando una de las criadas busca llegar desesperadamente a su casa después de ser expulsada del autobús en el que viajaba. Lo que sí está presente es el peligro de perder el trabajo, la “reputación" que se pierde si la empleadora echa a su criada por usar el baño de la casa y no el que se le asignó en el jardín. Esa elección focal es lo que irrita y marca la cancha de la liviandad, cuando cualquiera que haya visto un par de films decentes sobre esa época sabe que el simple hecho de caminar por una calle de blancos podría terminar en un linchamiento para una persona de color. Para peor, la idea de hacer conocer estas historias y la injusticia vivida por esta mujeres se pierde por la ridiculización que sufren sus amas por ciertas anecdotas incluidas en la versión final del libro y que es lo que más le preocupa a ese circulo de damas blancas.

Elegir mostrar es elegir también que no mostrar y en Historias cruzadas se privilegia el desarrollo de los personajes y no del contexto. Los personajes representan un puñado de clichés que van desde la mala muy mala, pasando por la vulgar excluida del circulo selecto de jóvenes blancas de veintipico de la comunidad, las señoras “mayores” con enfermedades cancerigenas o problemas seniles hasta la niña rica universitaria que sueña con cambiar el sistema de segregación -al menos explicitar el problema-, que es la autora de la idea del libro que pretende escribir. Incluso ese ocultamiento del contexto histórico se percibe en la puesta en escena acartonada, cerrada en planos cortos y en poco uso de panorámicas,  limitadas al comienzo y al final de la película. En el otro grupo, en el de las criadas, también hay perfiles psicológicos estereotipados. Están la rebelde -Octavia Spencer, quien hace la única interpretación meritoria de algún premio-, la de buen corazón sumisa y respetuosa pero con un pasado tortuoso -Viola Davis, sobrevalorada en su labor- y un grupo que como grupo representa a toda la clase tan solo con tener puesto el uniforme.

Como sucedía con otro film de reciente estreno, Secretos de estado, el entramado narrativo esconde la tierra bajo la alfombra de las falencias y de la mediocridad de aspectos ideológicos o formales. Esta suerte de criadas vs. señoras no termina de conmover en lo absoluto, a pesar de tener como objetivo primario emocionar especialmente gracias al catalogo de lugares comunes, muchos de ellos emplazados en la composición de los personajes. Lo que podría haber sido un fresco sobre una época termina siendo la visión de un pasado lavado y desteñido. A contramano de una resignificación digna de la historia, el guionista-director Tate Taylor va por el carril de la telenovela con final feliz pero con el aire fetido de una justicia falsa y exculpatoria para el victimario.




Dirección: Tate Taylor
Guión: Tate Taylor sobre una novela de Kathryn Stockett
Fotografía: Stephen Goldblatt
Edición: Hughes Winborne
Música: Thomas Newman
Interpretes: Emma Stone, Viola Davis, Bryce Dallas Howard y Octavia Spencer
Nacionalidad y año: EE.UU., India y EAU - 2011
Duración: 146 minutos

Trailer

No hay comentarios: