Sobre el cine de Martin Scorsese (8)
por José Tripodero
Cabo de miedo (Cape Fear, 1991) con Robert De Niro, Nick Nolte,
Jessica Lange, Juliette Lewis y Fred Dalton Thompson.
Cabo de miedo es la primera remake de Scorsese (luego llegaría Los infiltrados) y, a la vez, la única unión con su amigo Steven Spielberg, que
figura como productor. Versión sanguínea, cargada de nervio y de revisionismo,
es la que propone el director de Calles
salvajes, en la que se tensa la vida de un abogado cargado de puntos
oscuros y un viejo cliente, luego de una larga estadía en prisión, que regresa
para atormentarlo en un largo proceso. El cual atraviesa la incomodidad, el
acoso mental y finalmente la increpación física, basada en un plan. Ambos
personajes evidencian puntos en común, más allá de las diferencias obvias y
superficiales. Cabo de miedo es un
ejercicio de suspenso, potenciado por el arcón de formalidades de un director,
con poco para probarle al mundo pero con mucho cine para arriesgar.
La edad de la inocencia (The Age of Innocence, 1993) con Daniel Day-Lewis, Michelle
Pfeiffer, Winona Ryder, Richard E. Grant y Geraldine Chaplin.
La inquietud de Scorsese lo
llevaría de aquí en más, a moverse con saltos largos y arriesgados. La edad de la inocencia, además de ser
una película bisagra, es el resultado de un vistazo a un sociedad emplazada en
una zona que el director conoce bien pero en tiempos bien ajenos, aquí aparecen representados los de una Nueva
York joven y dorada. Aquellos que se desayunaron con Pandillas de Nueva York, como la primea lectura de un Scorsese ávido
por hurgar en la Historia, se les traspapeló una obra preciosista (cuándo no)
bajo la lupa de un artesano narrativo que exhibe una nueva arista de su cine,
una obra diurna a contrapelo de sus films más celebrados.
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